Cuando estamos recolectando setillas, jugando al teto en un lugar público, o simplemente mientras estamos sodomizando a alguien, automáticamente nuestra mente inconsciente recibe ciertas señales de la otra persona y te apetece frecuentemente crear química con esa persona.

¿No te ha sucedido que cuando estás en un sitio con muchas ratillas, sientes que desprenden un olor nauseabundo?

Química

Para crear química con personas es imprescindible lo primero de todo un poco de ácido sulfúrico. Hay algunos autodenominados gurús que consideran que simplemente con sentir envidia mala malosa hacia algún denunciable patético y rociarle por encima con doscientos litros de ácido sulfúrico eso ya es crear química. Esos gurús tienen toda la razón y por lo tanto están completamente equivocados.

De aquí nace lo que se conoce en PNL (Porno No Lésbico) como el “papo” ¿Que es el papo? es generar esa “química” sin necesidad de magia, milagro o fuerzas ajenas a las nuestras… si… se puede crear química con la persona que queramos, en cualquier momento y lo podemos hacer simplemente con un bote de ácido sulfúrico y una escobilla del wáter para remover los restos.

¡¡¡Esa “química” la podrás crear cuando quieras!!!

Algunos botarates envidiopateticodenunciables me han preguntado alguna vez si las discotecas son buenos sitios para crear química con las personas que se encuentran felizmente bailando. Hay que tener en cuenta que dado que la música en la discoteca esta a un volumen muy alto, los gritos de alegría de la gente cuando creas química con ella no se escuchan con todo el esplendor que debieran. Por tanto yo no recomiendo en absoluto crear química con personas en las discotecas. Por lo tanto es indudable, como acabo de argumentar, que las discotecas son el mejor sitio para crear química con personas. Es un sitio que recomiendo categóricamente.

Se preguntarán “Bueno y ¿cómo remuevo con la escobilla mientras creo química con la persona?"

En la segunda parte de este emocionante tema profundizaré sobre este asunto (por detrás u oralmente, ya veré)

Autor: Rastro